Hoy mientras llovía me preguntaba si la arquitectura tiene un fin, y no me refiero al hecho de que no salgan más arquitectos de universidades o, a que no se construyan más edificios, parques y demás, con fin me refiero a su tiempo de caducidad, porque si bien es cierto que todas las edificaciones se proyectan para cierta durabilidad, hay que tener en cuenta que todo en la vida es un ciclo donde así como los humanos nacen, crecen y mueren, pues así mismo lo será con todo, incluyendo los materiales que se usan para la construcción y gracias a esta ligera premisa, decidí hablarles hoy sobre una arquitectura que es pensada precisamente para hacer parte de los espacios urbanos por un tiempo limitado, puede ser un par de días o incluso un mes y como en ese corto tiempo esta arquitectura logra modificar un entorno apropiándose de él.
Pensarán que eso no puede ser, ya que construir una obra de arquitectura para 2 días esto siendo como mínimo y en otros un máximo, saldría costosa, además del transporte de los materiales y la mano de obra, pues definitivamente por dos días no generamos arquitecturas tradicionales para dichas intervenciones, pero si podemos erigir construcciones magnánimas en un corto tiempo, haciendo de ellas no solo una obra de arte, sino que permitan interacción con su entorno, así que querido lector en los próximos minutos te diré algunas cosas interesantes sobre la arquitectura efímera.
Te contaré algo muy interesante, y es que este tipo de arquitectura nació hace mucho tiempo atrás, aproximadamente en el tiempo del imperio romano, de la mano de las visitas generadas por los reyes, a sitios fuera de su lugar de origen, fue muy utilizada en el pasado, pero tuvo una popularidad impresionante en el Barroco, ya que permitía armar arcos de triunfo, pórticos, pabellones y gracias a esa versatilidad que ofrecía, son construcciones pensadas para ser construidas en tiempo record, estar lista para su uso y luego de terminar el evento o la festividad desaparecer, en algunos casos se volvían a usar sus materiales, gracias a ello nos permite ser un laboratorio de experimentación, donde podemos trabajar con su forma, tamaño, materiales y así generar sensaciones para todos aquellos que disfruten del mismo espacio concebido, teniendo en cuenta que su finalidad es narrar una historia, impactando y alterando el espacio de forma puntual, llevándonos a reconectar con espacios olvidados, haciendo de esto una continua comunicación entre la gente y el entorno, cambiando por completo la finalidad de la arquitectura tradicional, la cual en algunos casos busca dejar una huella perdurable y física a través del tiempo.
En este punto pensarás que se tratan solo de algo ligero y que te hablo solo de hitos o monumentos pasajeros y sin mayor impacto cultural, pero te diré que no, pues en algunos casos esos pabellones que fueron propuestos para un corto tiempo, terminaron siendo parte de la cotidianidad, tal vez porque su creador rompió los esquemas, pues generó el impacto necesario para que hasta el día de hoy siguieran presentes, como por ejemplo la Torre Eiffel, sabías qué esta torre es un pabellón, el cual se diseñó para la Exposición Universal de 1889, tenía una caducidad de 20 años, pero fue salvada por la ciencia y gracias a ello aún se conserva siendo uno de los hitos más reconocidos en el mundo, y si vemos su arquitectura, el material no es precisamente liviano, pero generó un impacto que hizo que su permanencia fuera más allá de sus límites de la caducidad.
Pero no solo tenemos pabellones, también tenemos en nuestra cotidianidad y a la mano esta arquitectura, tienes una pista de lo que puede ser?, Bueno aquí te va: los stands, si, los que se colocan en los espacios cerrados, y es que no solo en los espacios urbanos o al exterior, podemos tener dichas arquitecturas, también aplica para los lugares cerrados y definitivamente la connotación más importante, es poder generar un cambio en el lugar de emplazamiento de la misma, además que esta arquitectura nos permite soñar sin límite, permitiendo generar intervenciones urbanas a gran escala, para generar un mismo sentimiento o, una sensación a diferentes personas o, puede ser una intervención puntual para aquellos que requieren volver a reconectar con un espacio de forma positiva, usando materiales ligeros, donde la luz y el sonido podrán cobrar una especial importancia para ello.
Recuerden que no solo los pabellones, stand y showrooms, hacen parte de esta categoría que actualmente está en auge, para la intervención de espacios públicos, también lo son aquellas muestras de intervención que buscan crear un impacto a través de una figura o una forma, siendo así esto una invitación a que no se tengan miedo de explorar otras formas, ¿por qué no hacer arquitecturas efímeras colosales?, ya que muchas de ellas tratan de disfrutar un entorno, como por ejemplo: el hotel de Glace Quebec en Canadá, donde todo el lugar está hecho con hielo, las camas, las lámparas, el bar, absolutamente todo es de hielo y dicho lugar está proyectado a estar abierto de enero a marzo, porque para esas fechas el clima es propicio. Así como también se erigen urbes en el desierto cada verano para la celebración del festival Burning Man.
Así que arquitectos y queridos lectores aprovechen ese laboratorio que nos ofrece la arquitectura efímera, para generar nuevas forma, nuevas fórmulas, juguemos con los materiales, explorando su plasticidad, porque de esas experimentaciones nos podemos enriquecer tanto como diseñadores, constructores y transeúntes.
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